viernes, 5 de diciembre de 2008

Acá dejamos algunos textos que se repartieron durante el festival..



La Lucha del ENAM en el 2006

El 2006 fue un año muy movido para todos los que estuvimos en el ENAM, fue un año donde se lograron cosas que no pasaban por la cabeza ni del más positivo de los estudiantes, docentes, o padres. En sí se logro comenzar a “limpiar”( aunque aún queda mucho por “limpiar”) la escuela de todos aquellos que se llenaban los bolsillos y hacían sus negocios con ella, aquellos que tanto abundan en la educación pública y que encontraban ( y encuentran) en el Normal una presa muy jugosa y en momentos, muy vulnerable a cualquier ataque.
En cada uno los sectores de la comunidad educativa había síntomas de querer terminar con una etapa .Eso se notaba en las elecciones de Centro de Estudiantes, donde después de un año que se le dio poca importancia al Centro se presentaron cuatro listas mostrando lo importante que era la participación de todos para poder revertir los problemas que se presentaban con una impunidad asquerosa. También se vieron estos síntomas en los padres, motores fundamentales del proceso, que comenzaron a juntarse cada semana en la puerta de la escuela y a discutir acerca de cómo actuar para encontrar repuestas. A estas asambleas en la puerta de la escuela comenzaron a sumarse profesores y así la problemática comenzó a cambiar de lugar, de apoco la discusión iba atravesando las puertas para instalarse de lleno dentro de la escuela.
Esta discusión atravesaba tres ejes fundamentales: en primer lugar, las condiciones edilicias de la escuela que eran catastróficas, en segundo lugar el funcionamiento de una cooperadora de la que no teníamos noticias hacia al menos 1 año y por último los manejos de la directora Magdalena Taboada a nivel institucional , que habían convertido a la escuela en algo similar a un “feudo”. Toda esta situación llevo a que las asambleas sean cada vez más periódicas: primero una vez cada 15 días, después una vez por semana, y por último hacer 2 o 3 asambleas por semana con la participación de estudiantes, padres y docentes.
A mediados de Mayo llegó una de las primeras respuestas a nivel gubernamental: se realizó una inspección de infraestructura a cargo Alejandro Etchevetz y el señor Salazar (no afirmo nombre por que no lo recuerdo en este momento, pero era el encargado de infraestructura para esta región). En esta inspección participamos una comisión de estudiantes, padres y docentes marcando cuales eran las zonas de mayor vulnerabilidad. Al volver a clases la semana siguiente nos encontramos con una decisión inaudita tomada por Taboada : armar un calendario donde unos cursos tengan clases en la planta baja (dado que los problemas principales estaban en la planta alta se suspendieron las clases en ese sector) durante una semana y que a la semana siguiente los que no tuvieron clases puedieran cursar, es decir ¡¡¡SE PRETENDÍA QUE CURSEMOS UNA SEMANA SI Y OTRA NO HASTA QUE SE ARRGLEN LOS PROBLEMAS!!!, es por esto que sonaba irracional el reclamo de que con las tomas se perdían clases, cuando fueron las tomas las que permitieron resolver este conflicto.
Me adelanté a la situación pero ahora llego al desenlace; esta decisión de la Directora de la Unidad Académica hizo que las cosas se pongan aún más tensas y fue lo que llevo a tomar la escuela. Vale la pena recordar que el fin de semana anterior a la asamblea que se había pautado para el lunes 5 de junio, “desaparecieron” los libros de cooperadora, y que en el mismo momento en que se desarrollaba la asamblea en el hall central, Taboada se encontraba reunida con los miembros del Consejo Escolar, en una reunión cuasi “padrinesca”, como besándose las manos en la triste despedida después de más de una década de robar en la escuela. Es también valedero recordar que tras decidir tomar la escuela, una patota armada con palos quiso ingresar para romper la asamblea (y quizás otras cosas más).
Esa primera noche de toma nos quedamos aproximadamente 100 personas entre estudiantes, padres y docentes y permanecimos en estado de asamblea permanente, pautando los pasos a seguir en las próximas horas. Nunca me voy a olvidar que cuando salimos a la puerta de la escuela la mañana del 6, luego de largas horas de discusión, estaban las cámaras de todos los medios nacionales y todos los estudiantes a la expectativa de qué estaba pasando (por que muchos cayeron como si hubiera clases normalmente y se encontraron con ese marco). Lo que habíamos decidido era poner bien en claro que hasta que no nos dieran respuestas claras acerca de cada uno de los temas (Problemas edilicios, Cooperadora y Taboada)íbamos a seguir con la toma. Esta decisión fue planteada ante una asamblea multitudinaria de estudiantes (me animo a decir que al menos más de la mitad de turno mañana estaba en el gimnasio presenciando esa asamblea)que abalaron la medida de fuerza. A las pocas horas de trascender mediáticamente lo que estaba pasando, funcionarios de la Dirección General de Escuelas vinieron a la escuela a dar “soluciones” a nuestros problemas( siempre sus “soluciones” llegan tarde) . En estos momentos la comunidad educativa entera estaba en pie de lucha, todos los profesores habían decidido apoyar la toma, los estudiantes y los padres estaban participando activamente en cada una de las asambleas, ante este marco nos dieron respuestas : Con respecto a los problemas edilicios se consiguió que se ponga fecha para comenzar con las obras definitivas pero mientras tanto se iba a hacer un plan para minimizar riesgos, que iba a comenzar el día siguiente; se destituyo a la Cooperadora fantasma (una cooperadora sin cuenta bancaria, sin miembros verdaderos, con contratos truchos dentro de la escuela) llamando a una asamblea general en el mes de julio para conformar la nueva cooperadora; se corrió del cargo provisoriamente a Taboada para ser investigada y sumariada(algo que aún hoy no termino, sumarios que aun faltan completar, mientras la señora sigue trabajando ni más ni menos que con el inspector que tiene a cargo el ENAM y cuya sede de inspección funciona en la misma escuela).
Ante esta nueva situación se decidió seguir con la toma hasta el momento en que comience el plan para minimizar riesgos. Esa noche de toma nos quedamos aún más personas, al menos éramos 150 personas, que durante toda la noche discutimos que hacer si nos volvían a “plantar” o mejor dicho que hacer para que no nos vuelvan a plantar y que las obras de minimización de riesgos empiecen en el momento que se había pautado (recordemos que se habían comprometido a empezarlas al día siguiente). Lo que decidimos fue que si a la 1 de la tarde no habían comenzado a trabajar en la escuela íbamos a cortar Hirigoyen y Las Heras para escrachar nuevamente a los funcionarios que dan “soluciones de emergencia” que generalmente no cumplen con su palabra. El corte se hizo, y al poco tiempo como por arte de magia se hicieron presentes tanto los directores de Infraestructura como una cuadrilla para empezar a trabajar. Tras lograr lo que habíamos planteado en un primer momento decidimos levantar la toma para no desgastar nuestra herramienta de lucha ya que estábamos conscientes de que era muy probable que la tengamos que volver a usar.
El plan alternativo comenzó, una comisión formada por un estudiante, un docente y un padre se encargó de controlar que las cosa se estén haciendo y tras unos días de trabajo se pudo volver a clases…eso sí lo problemas edilicios graves seguían y estábamos a la expectativa de que se comenzara con la obra definitiva en los plazos pautados. Esto no ocurrió; se había previsto que empiecen las obras antes de las vacaciones de invierno y no empezaron ni antes ni a la vuelta de las vacaciones lo que volvió a poner en estado de ebullición a estudiantes ,docentes y padres . Las asambleas volvieron a ser multitudinarias (ya existía una nueva cooperadora con los padres y docentes que lucharon ) y las discusiones apuntaban nuevamente a tomar la escuela. Ahora las posiciones estaban divididas pero se opto por tomar la escuela exigiendo que comiencen las obras y que caigan las concesiones truchas que había dentro de la escuela (bufet, canchitas y escuela de vóley, esta ultima gestionada por profesores que aun se encuentran en la escuela ). Esto fue un 14 de Agosto, al día siguiente ya se había logrado poner fecha al comienzo de las obras, esto con el compromiso de funcionarios de Infraestructura con la firma de la empresa constructora . Pero aún no teníamos respuestas acerca de las concesiones y es por eso que se decidió seguir con la toma. El gran problema fue que para seguir la toma se necesitaba gente y la gente se iba después de votar de seguir con la medida, entonces unos opinaron que había que seguir con la medida, seguir la toma por la toma, llevar la medida a una “derrota heroica” y otros consideraron que era momento de no desgastar más la herramienta y tomar otras medidas alternativas. Desde el Consejo escolar se comenzaba a dar respuestas al tema de las concesiones y por eso se decidió levantar la toma el día jueves pero el viernes marchar al Consejo llevando un petitorio para que caigan las concesiones.
Marchamos hasta el consejo con una columna numerosa, entregamos el petitorio, marcamos presencia en la calle y a la semana siguiente llego la resolución de que las concesiones caían, era un paso más en la “limpieza” de la escuela.
Ese año recuerdo que lo cerramos festejando, no podía ser de otra forma; organizamos un festival a pulmón, los estudiantes junto con los padres de cooperadora, un festival donde la escuela estuvo abierta todo un sábado , donde se hizo manifiesto que el trabajo desde abajo pero bien consolidado, cuando hay una unión en la comunidad educativa y no se persiguen intereses personales trae frutos enormes y por eso hay que seguir confiando en nuestras fuerzas por que de nada sirve” exportar” soluciones , las soluciones tienen que salir de nosotros.
RAMIRO MANDUCA, EX ALUMNO


La periferia


El otro día una excompañera del ENAM comentaba en tono reprobatorio, -que decadencia la de está escuela, y claro, todo comenzó a ponerse así cuando se dejó de respetar el radio y permitieron el ingreso a los chicos de la periferia.
La frase me conmocionó tanto que no pude responder, me quede pensando.
¿Porque me igualaba con ella, si yo en el ’72 era de la periferia? ¿Porque era ese el tema, si muchos vivíamos en del fondo de Lomas, de Temperley o de otros lugares bastantes lejanos al radio? Esa egresada de la escuela, hace 30 años se hubiera muerto de vergüenza de sus afirmaciones actuales.
Cuando comenzamos a hablar de la escuela nos habíamos transportado a ese mundo en el que compartíamos creencias, y en el que habíamos intentado prepararnos para lograr un cambio, una sociedad con posibilidades para todos. Pero con la afirmación de la periferia sobrevino el presente, con sus hijos en escuelas privadas y su discurso banal de apoyo a la escuela publica
Saben, me asusté.
Claro a la alumna (que ella era) no le hubiera parecido bien esto.
Los tiempos cambian, las sociedades cambian, la gente se olvida, si tuvimos un tiempo en que nos creímos dueños del mundo, tuvimos también un tiempo en que solo pudimos sobrevivir, y luego estos tiempos donde lo público perdió prestigio.
El año pasado una alumna, a punto de egresar, me dijo - esta escuela te permite crecer, te obliga a pelear por cosas, te vincula con mucha gente diferente, te prepara para la vida.
Y yo le creí, aunque critico, peleo, y me entristezco por muchas cosas de esta escuela, mis alumnos buscan aprender, quizás no estudiar, pero si estoy segura que en cantidades respetables intentan aprender. A pesar de la apatía de algunos, del desorden institucional y la desvalorización del saber instalada en la sociedad ( está sociedad, que confunde muchas veces: saber con orden)
Sí, es real, el ENAM no es el mismo de los 70, nosotros no somos los mismos, ni el mundo lo es; pero hay algunas cosas que continúan, las familias que apuestan al valor de la escuela pública, los alumnos que además de saberes académicos, incorporan el luchar y por suerte, sigue habiendo en sus aulas mucha diversidad, muchas personas diferentes entre si.
Claudia Cerra


La revolución de los niños

Cuentan que sucedió allá lejos y hace mucho, mucho tiempo, dicen que corrían los últimos años de un siglo que ya todos olvidaron cual era, que pasó en una tranquila aldea dentro de los límites del reino de Banfield, allá muy cerquita del fin del mundo.
Esta aldea era como tantas otras, o sea, una aldea normal de Banfield, parece ser que esta comarca había sabido gozar de gran prestigio, que las familias de lejanas regiones enviaban a sus hijos a vivir allí, se comentaba que en ella la vida transcurría plácidamente, que los niños colmaban sus plazas y sus cristalinas risas el cielo. Cuentan que sus grandes bosques estaban llenos de pájaros brillando multicolores bajo la luz del sol, que sus amaneceres competían con sus atardeceres en ver cuales adornaban el cielo con pinceladas más bellas, que pocos lugares tenían una brisa tan refrescante en los tórridos veranos, y ninguno podía rivalizar con la tibieza de sus rayos de sol en el frío invierno, dicen que bien podría considerarse que sus habitantes gozaban de una anormal felicidad.
Tan apaciblemente transcurría la vida de sus habitantes, que muy pocos lograron percibir las señales que anticiparon la tragedia, cuando se dieron cuenta, una gris marquesa se había adueñado del poder.
Rodeada como todos los tiranos por una corte de adulones y obsecuentes, comenzó a poblar la aldea de fieros recaudadores liderados por su ministro de finanzas, cuentan que con ellos comenzó una etapa de privatización de todo lo público, se privatizó el entrenamiento de los caballeros, la voz de los juglares, el murmullo de los arroyos, el canto de las aves, el dulzor de las frutas, los colores del atardecer, todo termino siendo privado, y los habitantes terminaron privados de todo. “La aldea soy yo” vociferaba la marquesa, ante cualquier protesta, “por qué me hacen esto a mí, que sacrifico mis días en pos de la felicidad de mi pueblo” intentaba convencer.
Así, poco a poco una espesa niebla fue tiñendo toda la comarca del color de la mediocridad, algunos hablan de un gris terriblemente frío, otros de un aburridísimo color ocre, los bosques perdieron sus verdes tonalidades, las flores sus fragancias, las aves trocaron sus bellos cantos por horribles graznidos. Pero lo más doloroso, lo que más llenaba de congoja los corazones, eran las plazas vacías, los antiguos habitantes comenzaron a emigrar, a enviar a sus hijos a lejanas comarcas y las cristalinas risas de los niños se convirtieron solo en un vago recuerdo en la mente de los más viejos.
Lo aldeanos tenían un sueño recurrente, en él, un caballero montado en un corcel bellísimo libraba a la aldea de los privatizadores y la devolvía a los viejos felices tiempos; pocos, muy pocos, osaban desafiar el poder de la marquesa.
Sin embargo, cuando nadie lo esperaba, de a poquitito, suavemente, casi en forma imperceptible, deslizándose por los techos, filtrándose por las ventanas, corriendo con el agua por las cañerías, las risas que antes poblaban las plazas comenzaron a invadir el palacio. Sí, había sucedido lo impensable, los más pequeños encabezaban la revuelta.
No hay problema, a los niños solo les interesan las golosinas y pasar el día jugando, tronó despectiva la voz de la marquesa, y envió a sus bufones a negociar con bolsas llenas de caramelos, chocolates y los más deliciosos dulces, pero los niños rieron más fuerte y las paredes del palacio recuperaron algo del color perdido.
Ofrézcanles más y mejores juguetes, insistió con la lógica del soborno, pero nada, las risas sonaron más fuertes, más cristalinas, mas llenas que nunca de esperanzas, de ilusiones, de utopías, haciendo retroceder a la niebla que había cubierto todo.
Amenazó con sus guardias, sollozó e imploró en nombre de su deteriorada salud, pero nada daba resultado, cada minuto que pasaba las risas se tornaban más contagiosas y el palacio iba llenándose de niños que traían de sus manos a sus padres, tíos y abuelitos.
Viajando por los cielos, aleteando y multiplicándose, las risas llegaron a los oídos del Rey, y este, temeroso de que “la revolución de los niños” se propagara a otras aldeas envió a sus más importantes ministros a negociar. Cuentan que resultaba gracioso verlos llegar con toda la pompa, seguros de encontrar soluciones instantáneas, e irse con la frente baja aturdidos por las risas.
Así, al cabo de largas negociaciones, el rey comprendió que lo más sensato sería entregar la cabeza de la marquesa a los sublevados e intentar tapar las risas con promesas de perfumes para las flores, sabor para las frutas, colores para los amaneceres y bellos cantos para las aves.
Volverían los buenos, viejos tiempos, la aldea sería nuevamente un bello lugar para vivir…
Aquí el relato se torna confuso, las versiones resultan discrepantes, algunos creen que la crisis había sido tan profunda que los emigrados no regresaban, que las plazas no lograban poblarse nuevamente con las risas de los niños, aun peor, que eran más los que se iban que los que retornaban. Dicen que nuevos gobernantes ocuparon el preciado trono, pero que unos por pereza, otros por incapacidad y algunos por desidia, solo lograron prolongar la agonía, cuentan que ahora al color de la mediocridad, se le sumaba el gris del humo, sí, un humo oscuro, espeso, producido por los incendios que noche tras noche generaban manos no tan anónimas. Que ante cada atentado, el pueblo se juntaba solidario y alzaba su voz pidiendo justicia, pero que sus voces no lograban levantar vuelo, apenas alcanzaban a dar unos saltitos y desaparecían junto con las llamas, solo permanecía el humo, denso, amenazante, cubriéndolo todo, haciendo que la gente se olvidara el motivo por el cual se habían reunido y volvieran a sus grises vidas, al menos hasta el próximo atentado.
Sin embargo, hay quienes cuentan un final absolutamente diferente, dicen que la población de la aldea, harta de soportar la decadencia, decidió reunirse un día en la plaza mayor, en una gran, gran asamblea, donde acordaron que cada uno asumiría la responsabilidad que les correspondia, parece ser que lograron entender de una vez por todas que la aldea era de todos y que todos tenían algo para sumar. Cuentan que muy despacito, casi imperceptiblemente algo comenzó a cambiar, que poco a poco las plazas comenzaron a poblarse con las risas de los hijos y los nietos de aquellos que un día habían emigrado, cuentan que esa aldea normal de Banfield, volvió a ser un bello lugar donde vivir, y que nunca más las aves de rapiña volvieron a cubrir sus cielos, que los saqueadores sintieron todo el peso de la ley en sus cuerpos, y que todos vivieron felices por el resto de los días.
Cada vez que recuerdo esta historia, no sé por qué, pero siento un irrefrenable deseo que esa casi centenaria aldea haya encontrado gobernantes sabios y responsables, que ese pueblo haya comprendido de una vez por todas que la única forma de recuperar la felicidad perdida, era asumiendo compromisos, jugándose por ese hermoso paraje, trabajando unidos para que nuevamente y en forma definitiva fuera una tranquila aldea más, una aldea normal de Banfield.

Dedicado a todos aquellos que protagonizaron “la revolución de los niños”

Roberto Pazos.

La diversidad nos une.


Cuando en una sociedad como la nuestra se habla de cosas en común, de ligazones personales con referencia a los grupos humanos todos pensamos en las múltiples posibles divisiones, sean estas definidas por raza, color, credo, situación económica, origen, ideología, ocupaciones, gustos e intereses comunes. Esta aproximación nos permite colocarnos en una tribu determinada, nos da un sentido de pertenencia al grupo de quienes vemos como nuestros iguales.

Si extendemos este razonamiento, nos vamos quedando cada vez mas solos porque se afina la restricción. La búsqueda de un otro igual a mi o al menos parecido se hace por capas sucesivas de eliminación.

El formar parte de Enam bien podría perfectamente encarnar una de esas divisiones, pero justamente ¿qué es sino la diversidad lo que caracteriza, lo que define esta escuela?

Han pasado casi 100 años de su vida, y encontraremos tantas historias personales como egresados o alumnos hubo y hay, y su denominador común, lo que hace que cada una de esas historia personales confluya y forme una identidad sea probablemente la innumerable cantidad de aristas desde la cual se vieron. La constante es la no uniformidad de pensamiento, la tendencia a ser uno cualquiera sea uno en un ambiente de personas que admisiblemente no se te parecerán.

Tambien la de la escuela es una historia con claroscuros, que reflejan en su seno la realidad de cada etapa del país y de la sociedad, y por eso el ejercicio de la libertad no siempre fue posible y ha sufrido sus encontronazos y participó de su tragedia; pero cuando el ambiente está respirable se respira un aire que es la suma y la resta del aire de todos sus alumnos.

La escuela pública debería garantizar, lo hace imperfectamente, el acceso a la educación. Pero Enam no debería contentarse con eso, siendo como fue actora del cambio no alcanza con ingresar y egresar de ella como parte de un mecanismo. En otras palabras, si hay un inicio y un fin del pasaje por la escuela, por cualquier escuela, en Enam importa mucho el tránsito.

Es en ese tránsito donde aprendemos a comprender que muchísimos no se nos parecen, y aún sin parecérsenos podemos sumarnos y hacer y vivir cosas juntos, podemos transformar las mutuas vidas por roce o por ejemplo o por afecto sabiendo
que somos distintos y que es justamente la diferencia la que nos iguala.

Si conseguimos llevar esto con nosotros, llevaremos siempre un límite a la exclusión, y Enam continuará siendo la bandera de un ámbito de integración cultural y social de la que enorgullece ser parte.

Daniel Canales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que barbaro nunca me detuve a pensar todo lo que se sufrio en ese entones...Ahora me doy cuenta lo importante que fue todo eso, y que lo sigue siendo y que nunca se va a olvidar. Me encantaron los textos, me emocione mucho con el de el profe Pazos. Cada vez que pienso en el ENAM me agarra una gran nostalgia, como ganas de volver,quiza sea porque egrese el año pasado y es todo muy nuevo. Nose, el ENAM tiene algo, no se que sera, pero tiene algo que lo hace único...

Daniela Cortez